Lectio Divina 3 de julio de 2022

ORACIÓN AL ESPÍRITU SANTO

Padre de bondad, Tú que nos diste a tu Hijo para redimirnos del pecado, te pedimos que nos envíes el don de tu Espíritu Santo, para que nos ayude ser verdaderos misioneros en nuestra Diócesis, y así podamos llegar a los más alejados de nuestras parroquias. Te lo pedimos por Jesucristo Nuestro Señor.

I. LECTURA DEL TEXTO BÍBLICO (Lc 10, 1-12. 17-20)

¿Qué dice el texto?

En aquel tiempo, Jesús designó a otros setenta y dos discípulos y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares a donde pensaba ir, y les dijo: “La cosecha es mucha y los trabajadores pocos. Rueguen, por lo tanto, al dueño de la mies que envíe trabajadores a sus campos. Pónganse en camino; yo los envío como corderos en medio de lobos. No lleven ni dinero, ni morral, ni sandalias y no se detengan a saludar a nadie por el camino.

Cuando entren en una casa digan: ‘Que la paz reine en esta casa’. Y si allí hay gente amante de la paz, el deseo de paz de ustedes se cumplirá; si no, no se cumplirá. Quédense en esa casa. Coman y beban de lo que tengan, porque el trabajador tiene derecho a su salario. No anden de casa en casa. En cualquier ciudad donde entren y los reciban, coman lo que les den. Curen a los enfermos que haya y díganles: ‘Ya se acerca a ustedes el Reino de Dios’.

Pero si entran en una ciudad y no los reciben, salgan por las calles y digan: ‘Hasta el polvo de esta ciudad que se nos ha pegado a los pies nos lo sacudimos, en señal de protesta contra ustedes. De todos modos, sepan que el Reino de Dios está cerca’. Yo les digo que, en el día del juicio, Sodoma será tratada con menos rigor que esa ciudad”.

Los setenta y dos discípulos regresaron llenos de alegría y le dijeron a Jesús: “Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre». Él les contestó: «Vi a Satanás caer del cielo como el rayo. A ustedes les he dado poder para aplastar serpientes y escorpiones y para vencer toda la fuerza del enemigo, y nada les podrá hacer daño. Pero no se alegren de que los demonios se les someten. Alégrense más bien de que sus nombres están escritos en el cielo”.

Palabra del Señor.

Pistas de reflexión

Contexto bíblico

Los paralelos entre esta sección de san Lucas, empezando por el envió de los setenta y dos y Dt. 1, 26: En ambos, encontramos la frase “ante su rostro” (Dt. 1. 21; Lc 10, 1). Moisés mandó a doce hombres por delante para explorar el terreno, igual que Jesús acaba de mandar a los doce (Dt. 1, 22-23; Lc 9, 1-6). Setenta ancianos acompañaron a Moisés a la montaña donde el Espíritu descansó sobre ellos y donde profesaron. Jesús manda a los setenta y dos para ofrecer paz y para proclamar que el reino de Dios se ha acercado (Ex 24, 1, 9; Núm. 11, 24-25; Lc 10, 1, 5, 9). En Deuteronomio, los elegidos eran aquéllos que obedecían la ley (aunque en ese libro no se utiliza la palabra “elegido”). Deuteronomio prometía bendiciones sobre los fieles, y los israelitas interpretaban “bendiciones” de una manera materialista, salud y riqueza.

Texto bíblico

A) La cosecha es mucha y los trabajadores pocos

En Lc 9, 1-6, Jesús mandó a los doce para cumplir una misión semejante; ahora envía los setenta y dos. Este mayor número de participantes no solo extiende el alcance de la misión, sino que también aumenta la urgencia de la cosecha.

“Y después de estas cosas, designó el Señor aun otros setenta y dos” (v. 1). Hay manuscritos que dicen setenta, y otros que dicen setenta y dos. No podemos determinar con autoridad cuál es el número correcto. Sin embargo, eso importa poco ya que el significado es el mismo para cualquier número: Seguramente, el número se refiere a Génesis 10, donde aparece una lista de naciones gentiles que descienden de Noé. En hebreo se mencionan setenta naciones, mientras que en la versión griega Septuaginta aparecen setenta y dos. En el Evangelio de san Lucas, por lo tanto, la mención de los setenta y dos se refiere al ministerio hacia los gentiles, que será importante en la secuencia de Lucas, los Hechos de los Apóstoles. Por el momento, Jesús manda a los setenta y dos, solo entre judíos y samaritanos. Hay una segunda referencia al Antiguo Testamento en Núm. 11, 16-25 en que Moisés eligió a setenta ancianos para ayudarle con su obra.

La frase “otros setenta” (v. 1) parece decir que los doce no son parte de esta misión. Sin embargo, más adelante, dirigiéndose a los doce, Jesús dirá, “Cuando los envié sin bolsa, y sin alforja, y sin zapatos, ¿les faltó algo?” (22, 35). Las tres cosas: bolsa, alforja, y zapatos, corresponde a cosas mencionadas en la llamada de los setenta (10, 4), en lugar de las ya mencionadas en la llamada de los doce (9, 3). Esto presenta algo de incertidumbre. Seguramente los doce no son parte de los setenta, pero no lo sabemos con seguridad.

“Envió… delante de sí (griego: πρὸ προσώπου αὐτοῦ, en Hb, lifne fanin לפני פניו ante su rostro)” (v. 1). También encontramos esta frase, “ante su rostro,” en 7, 27 y 9, 52. 7, 27 habla de enviar a Juan el Bautista, cuya muerte san Lucas ha mencionado recientemente (9, 9). “A los discípulos ahora se les ha concedido el papel de ir antes de Jesús y prepararle el camino, como lo había hecho Juan”.

“De dos en dos” (v. 1). Dt. 19, 15 requiere el testimonio de dos testigos, y lo más probable es que ésa sea la razón por la que Jesús les manda de dos en dos. Sin embargo, ir de dos en dos también da fuerza a su resolución. Una persona sola se desanima rápidamente; en cambio, una persona con compañeros está más apta para perseverar.

“La cosecha es mucha y los trabajadores pocos” (v. 2). En un mundo donde pocas personas trabajan en agricultura, se nos ha olvidado la importancia de la cosecha. La mayoría de los frutos de la siega no se pueden recoger demasiado pronto ni demasiado tarde sin sufrir una pérdida significante. El agricultor trabaja todo el año para preparar la cosecha, la cual se debe llevar a cabo solo cuando esté lista. No hacerlo puede ser catastrófico.

“Rueguen, por lo tanto, al dueño de la mies que envíe trabajadores a sus campos” (v. 2). Dada la urgencia, esperamos que Jesús les diga a los setenta que vayan rápidamente para empezar la cosecha. Les mandará en el v. 3 pero, primero, les manda pedir. La obra de los discípulos será efectiva solo si se apresta con oraciones. El Señor llama y da poder a quienes lo necesiten, y el poder del Señor es lo que hace posible el éxito. Una Iglesia que reza verá que el Señor provee lo que es necesario. Pero también Jesús advirtió que habría mala tierra, pero también prometió que buena tierra daría cien veces más (8, 4-15).

“Póngase en camino; yo los envío como corderos en medio de lobos” (v. 3). Hace poco que Jesús predijo su muerte y resurrección (9, 21-22, 44-45) y “afirmó su rostro para ir a Jerusalén” (9, 51), donde sufrirá y morirá. Fue rechazado en una aldea samaritana (9, 51-56). Les dijo a sus discípulos que ellos también llevarían una cruz y perderían sus vidas (9, 23-25). Ahora, les advierte que les manda como corderos indefensos en medio de lobos. En los otros tres Evangelios (Mt 18, 12; Mc 6, 4; Jn 10), Jesús habla del pastor que protege las ovejas. No hay mención de tal pastor en el Evangelio de Lucas.

“No lleven ni dinero, ni morral, ni sandalias” (v. 4). Jesús tendrá instrucciones parecidas al enviar a los doce (Lc 9, 3-5), pero la única cosa común en ambas listas es la bolsa. El mensaje es el mismo en ambos casos. Los discípulos han de confiar que Dios les proveerá sus necesidades, y no han de preocuparse por posesiones.

“No se detengan a saludar a nadie por el camino” (v. 4). Jesús no les dice a los discípulos que sean mal educados, sino que no se dejen distraer por cortesías sociales. La misión es urgente, y requiere su completa atención. El distraerse en estos casos puede ser fatal. La iglesia de hoy necesita oír esto. Cuando se toma en serio la llamada a la oración y al servicio podemos ver los resultados. La gran misión es urgente solo que se necesitan agentes.

B) Que la paz reine en esta casa

Mientras que los setenta no han de distraerse por el camino con cortesías sociales (v. 4), sí han de observarlas una vez que lleguen a su destino.

La paz que se ofrece es más que un simple saludo. Un saludo típico judío, Shalom. Es un regalo substancial, la paz de Dios (Núm. 6, 26; Is. 26, 12; Lc 1, 79; 2, 14; Hech 10, 36; Rm. 5, 1), un regalo de salvación que bendice a todo el que la reciba y que regresa al que la da al ser rechazada. El castigo por rehusarla es, simplemente, la pérdida de la paz, los setenta y dos, no han de vengarse contra aquéllos que los rechazan (9, 5, 54-56).

Jesús pide a los setenta y dos, que ofrezcan la paz sin primero averiguar el valor del recipiente y sin adivinar si el recipiente la aceptará o rechazará. Uno no debe resentir el conceder la paz mesiánica: porque la paz no permanecerá donde no se aprecia. Pero en caso de que, si permanezca, el mensajero, en efecto, se ha reproducido, tal como Elías hizo al final de su ministerio al pasar la obra a Eliseo (2 Re 2, 15).

C) Ya se acerca a ustedes el reino de Dios

Un discípulo aprovechado se sentiría tentado a ir de casa en casa buscando hospitalidad, siempre buscando mejor comida y alojamiento. Jesús manda a los setenta y dos, que dejen ese comportamiento aprovechado y que se fijen en el propósito por el que han venido. Ir de casa en casa no solo les robaría fuerzas y tiempo, sino que también ofendería a aquéllos cuya hospitalidad han rechazado. Los setenta y dos han de estar al tanto de los sentimientos de otros, no vaya a ser que pierdan una oportunidad de ganárselos para Cristo.

“Porque el trabajador tiene derecho a su salario” (v. 7). Habitantes locales han de proveer hospitalidad para los setenta y dos, quienes son dignos de ella (Gal. 6, 6; 1 Tim 5, 18). Discípulos pueden esperar que se provean sus necesidades, pero no deben esperar que se haga con lujo.

“Coman lo que les den” (v. 8). Por el momento, el caso solo se refiere a la calidad de la comida y si está autorizada por ley judía o no, los setenta y dos, se encontrarán trabajando entre judíos y samaritanos que observan leyes dietéticas. Años después, sin embargo, misionarios cristianos entrarán en barrios gentiles donde no se observan las leyes de la dieta judía. En este caso, han de hacer lo mismo, testimonio efectivo es más importante que las sensibilidades personales del discípulo (Hech 10; Rm. 14, 13-23; 1 Cor 8).

“Curen a los enfermos que haya y díganles: “Ya se acerca el reino de los cielos” (v. 9). Sanar enfermos es un acto de compasión, pero también recuerda que el reino de Dios se ha acercado. Esta combinación de compasión y proclamación, obra y palabra, sirve de testimonio poderoso aún hoy.

D) Y regresaron llenos de alegría

“Los setenta y dos discípulos regresaron llenos de alegría y le dijeron a Jesús: Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre” (v. 17). Al comisionar a los doce, Jesús les concedió poder sobre los demonios (9, 1), pero no mencionó demonios al comisionar a los setenta y dos. En el capítulo previo, los discípulos fallaron al exorcizar un demonio (9, 40). Sin embargo, sabemos ahora que han ganado el poder sobre los demonios y que se asombran por su nuevo poder, el cual se hace aún mejor dada la reciente derrota sobre un demonio. Su victoria vino a través del nombre de Jesús. En Hechos de los Apóstoles, Lucas continuará relatando cómo los discípulos encuentran poder y autoridad a través del nombre de Jesús (Hech 2, 21; 3, 6, 16; 4, 7-12, 17-20; 10, 43; 16, 18).

“Y les dijo: vi a Satanás, caer del cielo como el rayo” (v. 18).  Las escrituras incluyen varias referencias a Satanás viviendo en el cielo (Job 1, 6; 2, 1; Zac 3, 1), la caída del cielo de Satanás (Is 14, 12; Jn 12, 31; Ap. 12, 7-9), y la derrota de Satanás (Heb 2, 14). Su posición en el cielo le dio poder, y su expulsión del cielo representa su derrota.

“A ustedes les he dado poder para aplastar serpientes y escorpiones y para vencer toda la fuerza del enemigo y nada les podrá hacer daño” (v. 19). Jesús les dio a los discípulos poder sobre lo malvado, representado aquí por símbolos del mal: serpientes y escorpiones. Algunos cristianos hoy, que toman este versículo de manera literal, creen que manipular serpientes venenosas es una prueba de fe. Sin embargo, Jesús promete protección contra el enemigo, Satanás, en vez de protección contra serpientes y escorpiones.

“Pero no se alegren de que los demonios se les someten. Alégrense más bien de que sus nombres están escritos en el cielo” (v. 20). Tener sus nombres escritos en el cielo les da mucho más privilegio que el que les da su recién encontrado poder sobre los demonios. Ahora son ciudadanos del reino de Dios. Su poder sobre demonios sí es causa para regocijo, pero su ciudadanía en el reino es el mayor regalo.

Preguntas para la lectura:

  • ¿A cuántos discípulos asignó Jesús para la misión?
  • ¿Qué les dijo Jesús a los discípulos?
  • ¿Qué recomendaciones les da Jesús a sus discípulos?
  • Cuando entren en una casa, ¿cómo deben saludar?
  • ¿Cómo regresaron los discípulos?
  • ¿Qué les dijo Jesús?

II. MEDITACIÓN (Qué me/nos dice la Palabra de Dios)

  • ¿Respondo a la misión que el Señor me ha enviado?
  • Para trabajar en la misión, ¿trato de ser humilde?
  • ¿Soy portador de paz en mi hogar?
  • ¿Me alegro cuando las cosas de la misión salen bien?
  • ¿Si trabajo con mayor entrega, espero la recompensa prometida?

III. ORACIÓN (Qué le respondo al Señor, que le respondemos al Señor)

Gracias Señor, porque nos has llamado a la misión y por medio de ello nos has dado la capacidad para comunicar tu Palabra. Gracias por todos los dones y carismas que nos regalas, gracias por que nos permites vivir en paz y armonía con nuestros hermanos, y por todos les beneficios recibidos. Por eso te damos gracias. Gracias Señor, gracias Señor.

Perdón Señor, por no aceptar la misión de llevar tu Palabra a mis hermanos más necesitados, perdón por no ser coherente con mi vida, por buscar mi beneficio personal y no lo que Tú quieres para que tu Reino aumente en mis comunidades. Por eso te pedimos perdón. Perdón Señor, perdón Señor.

IV. CONTEMPLACIÓN: ¿Cómo interiorizo el mensaje? ¿Cómo interiorizamos el mensaje?

  • A Jesús enviando a los setenta y dos discípulos a la misión.
  • A Jesús diciéndole a sus discípulos que solo lleven lo necesario para la misión.
  • A los discípulos saludando con la paz en la casa.
  • A los discípulos llenos de alegría, después de la misión.
  • A ti que has sido elegido como misionero del Señor.

V. ACCIÓN: ¿A qué me comprometo? ¿A qué nos comprometemos?

Intenciones del Santo Padre del mes de julio

Por los ancianos

Recemos por los ancianos, que representan las raíces y la memoria de un pueblo, para que su experiencia y sabiduría, ayude a los más jóvenes a mirar hacia el futuro con esperanza y responsabilidad.

Intención personal: Sentirme como enviado a la misión, trataré de hacerlo con humildad, buscando siempre compartir con mis hermanos el mensaje de salvación.

Intención comunitaria: Hacer sentir a los miembros de mis pequeñas comunidades como privilegiados por el llamado que el Señor les ha hecho para trabajar en la edificación de su Reino.

 
 
 
 
 
 
 
 
 
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