Biblia Evangelio del día

Evangelio del día 02 de diciembre de 2022

Puedes ver el Evangelio del día aquí

Señor, Tú que nos has llamado a ser tus discípulos, nos pides un amor incondicional y nos invitas a seguirte hasta la muerte, te pedimos que nos envíes el don del Espíritu Santo para que nos ayude y fortalezca para poder seguirte, y así tomados de tu mano lleguemos a la meta final. Por Cristo nuestro Señor. Amén.

I. Lectura del texto del Evangelio (Mt 9,27-31): 

Cuando Jesús se iba de allí, al pasar le siguieron dos ciegos gritando: «¡Ten piedad de nosotros, Hijo de David!». Y al llegar a casa, se le acercaron los ciegos, y Jesús les dice: «¿Creéis que puedo hacer eso?». Dícenle: «Sí, Señor». Entonces les tocó los ojos diciendo: «Hágase en vosotros según vuestra fe». Y se abrieron sus ojos. Jesús les ordenó severamente: «¡Mirad que nadie lo sepa!». Pero ellos, en cuanto salieron, divulgaron su fama por toda aquella comarca. Palabra del Señor

II. Comentario al evangelio de hoy:

+ Fray Josep Mª MASSANA i Mola OFM(Barcelona, España)

Hoy, en este primer viernes de Adviento, el Evangelio nos presenta tres personajes: Jesús en el centro de la escena, y dos ciegos que se le acercan llenos de fe y con el corazón esperanzado. Habían oído hablar de Él, de su ternura para con los enfermos y de su poder. Estos trazos le identificaban como el Mesías. ¿Quién mejor que Él podría hacerse cargo de su desgracia?

Los dos ciegos hacen piña y, en comunidad, se dirigen ambos hacia Jesús. Al unísono realizan una plegaria de petición al Enviado de Dios, al Mesías, a quien nombran con el título de “Hijo de David”. Quieren, con su plegaria, provocar la compasión de Jesús: «¡Ten piedad de nosotros, Hijo de David!» (Mt 9,27).

Jesús interpela su fe: «¿Creéis que puedo hacer eso?» (Mt 9,28). Si ellos se han acercado al Enviado de Dios es precisamente porque creen en Él. A una sola voz hacen una bella profesión de fe, respondiendo: «Sí, Señor» (Ibidem). Y Jesús concede la vista a aquellos que ya veían por la fe. En efecto, creer es ver con los ojos de nuestro interior.

Este tiempo de Adviento es el adecuado, también para nosotros, para buscar a Jesús con un gran deseo, como los dos ciegos, haciendo comunidad, haciendo Iglesia. Con la Iglesia proclamamos en el Espíritu Santo: «Ven, Señor Jesús» (cf. Ap 22,17-20). Jesús viene con su poder de abrir completamente los ojos de nuestro corazón, y hacer que veamos, que creamos. El Adviento es un tiempo fuerte de oración: tiempo para hacer plegaria de petición, y sobre todo, oración de profesión de fe. Tiempo de ver y de creer.

Recordemos las palabras del Principito: «Lo esencial sólo se ve con el corazón».

Pensamientos de la lectura de hoy

    • «Enséñame a buscarte y muéstrate a quien te busca; porque no puedo ir en tu busca a menos que tú me enseñes, y no puedo encontrarte si tú no te manifiestas. Deseando, te buscaré; buscando, te desearé; amando, te hallaré y hallándote, te amaré» (San Anselmo)

    • «Jesús mismo, cuando enseñaba a rezar, decía que se hiciera como un amigo inoportuno. Rezar es un poco como molestar a Dios para que nos escuche. Es atraer los ojos, atraer el corazón de Dios hacia nosotros» (Francisco)

    • «La petición apremiante de los ciegos: ‘¡Ten piedad de nosotros, Hijo de David!’ (Mt 9,27) o ‘¡Hijo de David, ten compasión de mí!’ (Mc 10,48) ha sido recogida en la tradición de la Oración a Jesús: ‘¡Jesús, Cristo, Hijo de Dios, Señor, ten piedad de mí, pecador!’. Curando enfermedades o perdonando pecados, Jesús siempre responde a la plegaria que le suplica con fe: ‘Ve en paz, ¡tu fe te ha salvado!’» (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 2.616)

  •  

Palabras del santo padre sobre el Evangelio del día:

Los dos ciegos del Evangelio se fían de Jesús y lo siguen en busca de luz para sus ojos. ¿Y por qué, hermanos y hermanas, estas dos personas se fían de Jesús? Porque perciben que, en la oscuridad de la historia, Él es la luz que ilumina las noches del corazón y del mundo, que derrota las tinieblas y vence toda ceguera. También nosotros, como los dos ciegos, tenemos cegueras en el corazón. También nosotros, como los dos ciegos, somos viajeros a menudo inmersos en la oscuridad de la vida. Lo primero que hay que hacer es acudir a Jesús, como Él mismo dijo: «Vengan a mí todos los cansados y abrumados por cargas, y yo los haré descansar» (Mt 11,28). (Homilia en Estadio GSP de Nicosia, viernes, 3 de diciembre de 2021)

       

Consulta el calendario de lecturas del día
Te recomendamos esta web para rezar con el Evangelio
Compartir en facebook
Compartir en twitter
Compartir en whatsapp
Compartir en email